
La vida parece tan fácil cuando negamos las preocupaciones, todas nuestras responsabilidades, pero dos por tres vienen a tocar a la puerta, a saldar esa deuda pendiente que hoy sigue sin pagar.
La vida es un cambio constante, que a veces nos toma por sorpresa en lo que nos hemos convertido.
No todos nos damos cuenta, hay oportunidades que hace falta que alguien de afuera venga a despertarnos a la realidad.
Estar aferrado a personas, ocupaciones, y perder el tiempo en la incertidumbre del mañana, nos limitan mucho al no ver los que nos afecta realmente.
Es como si naciera otra persona, con mas temperamento, irritable, que no sabe mas que dar golpes a todo lo que hagan dolor.
Todo para evitar la angustia, la persona incluso se ciega en su propio juicio, se termina transformando en lo que siempre detesto.... lo que nunca quiso ser.

Es como un parásito, se alimenta de tus miedos, rencores, tu orgullo y odio.
Termina afectando a cada parte de tu vida, a tal punto que no aceptas nada a tu contra, la susceptibilidad llega al tope y contrae discusiones, generando un ciclo que nunca parece terminar.
Duele asimilar las cosas como son, ver como las personas que siempre amo, se derrumban y no poder ayudar, sentirte inútil.
Tratar de querer al otro, pero darte cuenta que están todos enfermos, la unica salida que ves es alejarte, pero el tiempo te consume con su veneno.

Ojala algún día tenga el coraje para intentar al menos tener paz en mi interior.
Porque no quiere que nadie mas resulte lastimado por mis fantasmas que me atormentan.